domingo, enero 22, 2006

Retiro espiritual

Homenaje al Apóstol del Coto, quien ha hecho una gran labor para esclarecer los orígenes del Coto.

Esta es una breve reseña de mi retiro espiritual cotorro al lado del Apóstol del Coto.

Sucedió en el mes de octubre del año pasado. Yo estaba pasando por una etapa de pérdida de fe cotorra, tal vez debido a mis obligaciones y al distanciamiento con mis compañeros de batalla, sobre todo por la partida de uno de ellos, el Sabucles (a.k.a. Apóstol del Coto), quien se encontraba en una misión de evangelización en el Viejo Mundo. Me encontraba en un momento de preocupación debido al descuido de mis beberes, desesperado platicaba con el buen Sabucles que me contaba cómo lo trataba la vida allá: "No ma cuach, acá el coto está bien bonito, lánzate un rato y yo te llevo de marcha". Después de meditarlo un rato y de ahorrar un varito, pensé: “Si el Coto no va a Chali… Chali va al Coto”. Me organicé con tres compas y me dirigí hacia la Madre Patria en busca de la reconciliación con mi coto yo.

El 12 de octubre (Día de la Raza) llegué a Madrid con mis tres cuates y mi fiel compañera, mi lira, y me dije: Bueno, es Día de la Raza y ahora a mí me toca descubrir a las indias. Para mi sorpresa lo que encontré no fueron indias sino todo lo contrario, me topé con pura mamacita de primer nivel, claro, era el primer mundo y no se podía esperar menos.

A los dos días mis compañeros y yo rebautizamos al lugar como “El país de los culos”, y así era, no había para dónde voltear y no encontrar un culo, por lo menos medianamente decente, desde las niñas hasta las señitos, pasando por las chavalas de 20 a 25. Todo iba muy bien hasta el momento, pero empecé a extrañar mi tierra y al no dar con el paradero del Apóstol llegué a un lugar donde había algo parecido a un trompo de pastor, ¡mocos! Me dispuse a satisfacer mis necesidades como mexicano, aunque el lugar no era mexicano me senté, era un establecimiento árabe donde preparaban algo muy parecido a los taquitos al pastor, sólo que ahí se llamaban Kebabs. Fue en ese momento cuando recibí mi primer golpe, me dio un chorrillo negro de dos días que me incapacitó en el desempeño de mis beberes, pinches kebabs, me desconocieron.
Al tercer día me encontraba en la calle de Atocha con cuatro kilos menos y sin esperanzas alucinando debido a la deshidratación; fue ahí cuando recibí la luz. Ante mis ojos apareció el Apóstol del Coto, un poco más negro y barbón que la última vez que lo había visto. Al verme en ese estado me dijo: "Pinche Chaliman, estás bien puteado, yo te voy a llevar a un lugar donde sirven un elixir divino que te va a regresar a la vida". Me llevó a un bar denominado “Cuevas Sésamo” donde servían una liquidito llamado Sangría, mezcla de vino, Fanta naranja, fruta y dos que tres ingredientes secretos (como la Llamarada Moe). Ahí me recuperé y agarré una peda de aquellas a pesar de mi estado cagavérico; ese fue mi primer paso hacía la reivindicación.

Aquí el Sabucles me llevaba en su barca a través del
estanque del Retiro; me sentía como Chali Alighieri.

De ahí en adelante todo fue coto. Al día siguiente seguimos visitando los demás templos madrileños dedicados al culto del coto. En un momento el Sabú me dijo: "Ya te ves bien, te dejo mi chavo, tengo que regresar al lugar del que vengo, dejé a mis discípulos solitos y no quiero que se me disperse el rebaño, te veo en cuatro días en Sevilla donde el coto está más espeso". Yo me fui a tierras granadinas y con desilusión descubrí que era un lugar donde el rock era muy suave, afortunadamente yo iba preparado con una botella de vodka y otra de tequila, las cuales me sirvieron para librar aquellos cuatro días sin alejarme de lo mío, el coto.

Por fin llegó el día que arribé a Sevilla, ahí me encontré con la triste noticia de que el Sabuki no llegaría sino hasta el otro día, pero había un mensaje que decía: "Vayan a la calle Betis, ahí está el coto". Mis tres camaradas y yo nos dirigimos a dicha calle y nos topamos con la agradable sorpresa de que era una callecita al lado del río Guadalquivir donde el coto era venerado al más alto nivel: había 15 bares más o menos y la chela estaba de a euro (13 varos), debo mencionar que el lugar era una pasarela donde desfilaban las mejores carnes de Andalucía, una vez más “El país de los culos” reafirmaba su nombre con creces. Al otro día apareció el Sabustián y retomamos sus enseñanzas, fue toda una semana dedicada al coto extremo en la cual la cruda nunca llegó.

No, no es el Cristo de Iztapalapa, es el Apóstol del Coto

adoctrinando a algunos de sus fieles discípulos.

En uno de esos días el Apóstol me llevó a su lugar de residencia, Huelva. Ahí conocí a algunos de sus discípulos con los cuáles compartí varias experiencias y pude notar que eran finísimas personas que cultivaban un alto nivel cotorro (el Apóstol había desempeñado bien su trabajo). Con mucha alegría me dispuse a regresar a mi tierra ya con mi fe reforzada. Me despedí del Apóstol agradeciéndole por tantas enseñanzas y por encarrilarme de nuevo en el sendero del coto…

Los apóstoles (como Judas Iscariote) no son infalibles. Aquí, el Apóstol del Coto

siendo de presa de un seguidor que lo agarró de souvenir.


Y así transcurrió mi retiro espiritual, una peda continua de dos semanas en tierras ibéricas al lado del Sabucles (¡nche negro, cómo maneja!).

6 comentarios:

Rizo dijo...

El coto se intercionaliza con la llegada de estos personajes de buenos aires cotorros. Chali Alighieri comparte una experiencia que resulta bastante hilarante por el uso de palabras tan chidas como "el estado cagavérico". JA ja ja! que nivelote, me estaba cagando de la risa tan lindo que hasta me voltearon a ver feo los del café interné de acá del cubil.
Una frase nace desde el seno mismo pelanaco: ": “Si el Coto no va a Chali… Chali va al Coto”. Excelente post.

Sabucles dijo...

No ma.... Está poca madre tu Post!!!

Cómo pocas personas, el Chali Alighieri es indudablemente alguien que siempre me hará reir. Con esta excelente reseña, no se necesita decir más...creo que todos vendrán corriendo a que les enseñe la luz del Viejo Mundo.

El Chaliman es indudablemente, uno de los mayores contribuyentes al Cotoísmo, así que, si yo fuera ustedes, lo escucharía con atención, y esparciría su palabra divina y sus costumbres cotianas.

Su duda fue un gran viaje, el coto estuvo por doquier, y Chaliman se portó a la Altura. No dejes de postear Cabrón, pues siempre es bueno sonreir. Aunque estaba en lo universidad, yo si solté la carcajada. Todos me voltearon a ver pero ni pedo.

METAL CHALIBAN!!!

Pinche Pooh dijo...

¡MOCOS! Acabas de desentrañar una nueva máxima del Coto " Si el Coto no va a tí... tú vas al Coto"


Maestro, dotado.

Guajazo dijo...

Esos retiros me gustan, buen post del chaliman, hay que ir al coto!!

Chalico dijo...

Gracias compañeros, fue todo un placer atenderles, vuelvan pronto.

GABS dijo...

yo creo que toda la banda deberíamos ahorrar una lanita, lanzarnos a un retiro espiritual y visitar a nuestro querido apostol del coto