viernes, noviembre 14, 2008

El Pendejo


La comida mexicana es un éxito en muchos países extranjeros, pocos se resisten a nuestra combinación de carnes, verduras, condimentos y picante, acompañados de la indispensable tortilla de maíz. Aquí en España hay una cantidad considerable de restaurantes mexicanos, obviamente distan mucho de los originales, no sólo en sabor y precio, sino los platillos en sí. Me he llegado a encontrar platillos que en mi puta vida había oído, pero que los españoles creen que son auténticos platillos mexicanos, como las famosísimas Bombas mexicanas, que son una especie de albóndigas de carne empanizadas, con un poco de chile. También nuestras cervezas son bien acogidas en este país, en cualquier tienda encuentras Corona (o Coronita, como aquí se llama), Sol, Tecate, Negra Modelo... eso sí, la Victoria es sólo nuestra.

Aquí donde vivo, en Sabadell, hay un restaurante muy famoso, tiene un nombre muy mexicano, aunque creo casi imposible que en México algún restaurante se pudiera llamar así: "Pendejo"
Y no, no te estoy pendejeando, así se llama, el Pendejo. A mí me hizo mucha gracia la primera vez que lo vi, sobre todo porque la gente no conoce el significado de la palabra, el sinónimo aquí sería Gilipollas, y no he visto ni sabido de ningún lugar llamado así, aunque en México sí existen unos pollos rostizados que se llaman Los Gili-Pollos, creo que en la calle de Tacuba.

En lo personal la comida española es una de las que más me gustan, está de más decir que es una de las mejores de Europa y del mundo, en ese aspecto no he sufrido mucho porque siempre tengo a la mano comida y platillos que llenan el vacío que ha dejado mi distanciamiento de la comida mexicana, bueno... básicamente de las taquerías. Pero aunque la comida española y yo nos llevamos bien, de vez en cuando me sale el instinto mexinaco y la necesidad de unos buenos tacos al pastor, uuuhhhh... o unos de suadero con gordito, los de tripita mal lavada, unos de bistec con salsita verde, sin cebolla, eso sí. También extraño el molito con su arrocito a la mexicana, las enchiladas verdes, la barbacha de los lunes con su respectivo consomé, o las quecas de atrás de la Ceylán, de chicharrón, de hongos, las gorditas, los huaraches, joder... ya estoy salivando. El alambre, la arrachera con una buena tortilla de harina, de esas gordas sonorenses, el pozolazo! Las carnitas de la Mocte o Clavijero, de maciza o costillita con su guacamole, aahh... en fin, y un largo etcétera que no sigo enumerando por temor a ahogarme en mis propias babas.

Es en esos momentos cuando me he visto en la necesidad de acudir a uno que otro restaurante pseudo-mexicano para calmar mi instinto; el resultado es siempre decepcionante (pero no entiendo). Y es que siempre te encuentras con nombres de platillos que no conoces, o los que crees conocer no son, ni cercanamente, lo que te esperabas. La calidad de las tortillas, o tortitas de maíz, como aquí les dicen (para no confundirla con la tortilla de patata), es deleznable, una asquerosa mezcla de sabores apestosamente amargos (por tanto conservador) y texturas acartonadas. La ausencia del chile, o pimiento picante (bitxo, en catalán), como le dicen aquí (que no muchos conocen la palabra "chile", al ser de origen náhuatl), se resiente en cosas básicas como el guacamole, aquí aguacate batido, o el pico de gallo, que al final termina siendo una ensalada de jitomate, cebolla y cilantro. Y qué decir de los precios, lo que en México te costaría una orden de tres tacotes a treinta baros, aquí te podría salir el equivalente a diez veces más su precio. La cerveza sigue siendo la misma, es importada y por lo mismo sabe igual, pero una Corona de 330ml. cuesta casi cuarenta baros, con eso me compro dos guamas y media para invitar a la banda, bueno, no, para eso necesitaría tres cartones.

La visita a estos lugares en vez de apagar la necesidad la enardece, pero es obvio, aquí no es México y la buena comida mexicana sólo se hace en Mexicalpán de las tunas, tan tarán... tan tan. De cualquier forma la experiencia resulta anecdóticamente interesante, ver cómo se deforma la cultura de un lugar específico, en este caso la comida, para adaptarla a otra muy distinta.

Hace poco recibí a domicilio la publicidad del Pendejo, que aquí les comparto para que se diviertan un poco haciendo la comparación en los platillos y precios. Lo más divertido es el recuadro de la izquierda en la primera foto.

Muy fasilitoooo!!! (es la forma de imitarnos, sin cecear)



¿Bocaditos, quesadillas de serrano, fajitas de solomillo foie, concha papa?

En fin, la verdad es que he sido un poco exagerado. Objetivamente se come bien, a la gente le gusta y si no piensas que pretende ser comida mexicana no lo pasas tan mal, es muy divertido. Por eso para calmar el instinto me reservo para cuando estoy allá, ahí sí me doy vuelo con las fritangas. Mientras aquí mi organismo seguirá echando de menos.

Por cierto, también se extrañan los pedos agri-densos del día después.

martes, noviembre 04, 2008

Chambeando por ahí y el Tour Andaluz

Hola queridos Bloggeritos.

Después de mucho tiempo sin escribir por distintos motivos, aqui estamos otra vez. En estos meses he dado mucho el rol: Empecé el verano yendo a trabajar a Vancouver, después regresé para ir en septiembre a Polonia a un congreso y lueguito a chambear en unas jornadas en Xerez de la Frontera, en la provincia de Cádiz (cerquita de Gibraltar pa que se den una idea).
Los totems del Stanley Park en Vancouver.
Navegando por los lagos de Masuria en Ryn, al norte de Varsovia (lo bueno es que estaba de congreso).

Parte de la gente que asitió a las Jornadas Doctorales de Xerez en Cádiz

Chambeando en las Jornadas...

Al regresar a Huelva ya habiamos quedado con los Castañón-González para hacer una gira por Andalucía. Así, el último viernes de septiembre me jui al aeropuerto de Sevilla por el Chali y la Cheila para empezar a dar un rol por el casco antiguo de dicha ciudad, recorrimos los reales alcazares, la catedral de la Giralda y el puente de Triana, para cerrar con un cafecito en la calle Betis a un lado del río Guadalquivir. Ahí pasamos el viernes, cenando en el centro a un costado de la catedral, y escuchando flamenco en un local conocido como la Carbonería. Cerramos en un bar donde ponen mucho a La Cura, en la zona del Alfalfa, también céntrica en Sevilla.

Aqui posando en la entrada a los Jardines de Murillo en Sevilla

El barrio de Santa Cruz y el Alcazar del casco antiguo de la capital Andaluza.



Plaza de Toros La Maestranza donde según Sabina, no se entrena como en las ventas, en la Maestraza se Torea. El puente en el que estamos sentados es la calle Betis, lugar de ocio nocturno y uno de los favoritos del Chaliman.



Detrás de la banda se observa el río Guadalquivir y la Torre del Oro, puntos claves en la visita a Sevilla


Sentados en la Carboneria, lugar para escuchar flamenco gratuito. En la otra foto estamos en el Berlin, uno de mis bares favoritos en Sevilla, y al cual tenía que llevar al Chali algún día (sin perderme), pues ponen muchas rolas de la Cura.


Al otro día, y aguantándonos la cruda, nos dirigimos hacia Córdoba (no Veracruz) de donde es nativa Paulina. Por ahí rolamos un rato y mientras Pau y yo nos echabamos unos tragos con los amigos, los Chalicos se fueron a conocer la mezquita de Córdoba y el casco histórico. Córdoba fue una importante capital romana y musulmana, por eso su arquitectura es prominente en ambos estilos. La Mezquita y el resto del casco antiguo son patrimonio cultural de la humanidad. Por la noche fuimos a cenar a una tasca, un popular Sarmolrejo andaluz. Cerramos por la noche en un Pub muy popular cordobés, donde degustamos una cantidad exórbitante de chelas de trigo alemanas.




Chali en una de las entradas a la majestuosa Mezquita de Córdoba, a un lado Sheila en el interior. Los arcos color anaranjado son impresionantes.


Curiosamente con lluvia en Córdoba, el Chali posa a un lado del puente romano, el cual parte el Guadalquivir. A lado, la banda cordobesa y chokera que anduvo con nosotros "de marcha".


Finalmente el domingo tuvimos almuerzo familiar y visitamos la Corredera, una especie de zócalo cordobés. Regresamos a Sevilla por la tarde noche y visitamos finalmente la Plaza de España y la Alameda de Hércules.

Plaza de la corredera en Córdoba, típico lugar hippioso, que es como un mini-zócalo. Al ser Córdoba una ciudad de tintes culturales fuertes, en esta plaza se organizan conciertos durante temporadas especiales durante el año.

La Plaza España de noche en Sevilla, un monumental edificio digno de conocer. Es una semiplaza circular con dos torres gemelas en los extremos. A lo largo de la semi-circunferencia hay mosaicos representativos de cada una de las provincias españolas

Esta foto es como la de Marti McFly y el Dr. Brown con el reloj en Volver al futuro 3. Sólo que escogimos el mosaico de Huelva (lugar en el que vivo, y que no pudimos visitar por falta de tiempo), para inmortalizar un instante. Del otro lado, el Chali posa en el mosaico de la Provincia de idem.

Cenamos unas pizzas en casa (la del Chali sin queso), y llevamos a los residentes catalanes al aeropuerto por la mañana, a esperar a la próxima vez.

Una jornada inolvidable, sin duda. Espero haya muchas más.
Saludos al barril.

SEAN FELICES