Resulta que hace unos cuantos años, los Chacas organizamos un fin de semana de camping en conocida tierra de cuyo nombre no quiero acordarme... Fuimos a un "bañeario" de cuyo nombre tampoco quiero acordarme (no sea que se acuerden de nosotros y lean este post). El chiste es que el sitio tenía cabañas y zona de campamento. Nosotros, que llevabamos la legendaria "Combi de sandy Bell" y el "Rizos Móvil" (suspiro y mirada al horizonte), si no me equivoco, preferimos la acampada, pues llevabamos todo el Kit de niño explorador. La putada era que nunca pensamos que hacía un pinche frío del carajo, considerando que era enero y en dicha tierra el frío está cabronzón. Valientemente nos valió reverendamente madres y nos montamos en el pastito de la zona campista, donde eramos los únicos pendejos por los motivos antes mencionados.
Esa fue una de las veces que más banda juntamos, creo que ibamos unos 10 o 12 weyes y viejas, (como siempre, más weyes que viejas y las viejas con wey). Y nos dispusimos a echar el coto sano y divertido.
Como el Paquito se fue bebiendo las chelas durante el camino, los bebestibles empezaron a escacear, pero esa no era nuestra única preocupación, también nos estabamos cagando de frío, y el sólo hecho de separarse de la fogata, implicaba la conocida teoría de "cacahuatización de Escroto" y con esto el engarrotamiento del resto del "puerco".
Por turnos ibamos a buscar leña... en un momento la situación fue deseperante, y nos dimos cuenta que había unos polines largos acoplados a la arena en un costado del prado y, sabiendo que estos eran usados como escaleras, hicimos caso omiso y los desinstalamos para usarlos de leño. Paquito y Vic los quebraron con una piedrota, mientras el Rixos y yo, amenizabamos la noche con la conocida sección de Guitarra Fácil.
En cierto momento, había leña, pero ya no había chela... Ni un sólo sitio en kilómetros a la redonda para comprar la savia del coto. En tan graves circunstancias, se organizó una patrulla peda para que revisaran el perímetro en busca del elixir. Tochy y Javieron fueron comicionados. No encontraron nada...todo estaba cerrado.
Sin embargo, estaba entre nosotros una verdadera institución en el arte del Malandro. Sí, Tony Mendioli, quien en el rondín había observado una posibilidad. En uno de los kioscos del "bañeario" había una ventana que podía burlarse. Lo guardó para sus adentros en lo que conseguía un complice.
Javieron se negó, entonces fue a buscar a Don Genarione, quien pedo hace cualquier cosa, y accedió sin problemas. Fueron hacia el kioskito, retiraron con cuidado la ventana, y tomaron algunas cosas "prestadas". Caguamas, dos six de negra, Sabritas y hasta japoneses.
Cuando llegaron con el Parque, no lo podíamos creer. El coto siguió y felices, bebimos todas las cervezas, cantamos y comimos las botanitas.
Al final a las 5 de la mañana, todos semi-borrachos o muy borrachos (salvo las parejitas y el Paquito, quienes tempranamente se habían ido a la cama) nos planteamos que estabamos metidos en un problema, pues, a la mañana siguiente, buscarían al ladrón. Hicimos una asamblea general para decidir ¿qué hacer? Lo más sensato era no contar nada a los dormidos y desaparecer el cuerpo del delito: "los cascos".
Durante la deliveración de esto, cada quien expuso lo que pensaba. Entonces Genarione dijo: "Si vienen y te preguntan, sólo dices... Yo no fui". esto nos dejó perplejos, pues era algo absurdo, considerando que eramos los únicos campistas. Sin embargo, Genarione cual grabación, sólo repetía "Yo no fui", esto desesperó a Tochy y después a Javieron, el Vic y yo no podíamos dejar de reir al ver la situación tan alternativa.
Al final, llegamos a la conclusión de no tomar en cuenta al Genarione, romper los cascos y esparcir los vidrios por diferentes sitios. Inteligente o no, eso fue lo que se nos ocurrió. Por otro lado, no comentar a nadie lo ocurrido.
Al día siguiente, Paquito se levantó alegre con ganas de una caguama. Lo primero que hizo fue ir al Kisco en donde no le vendieron nada, y le hicieron un interrogatorio. Como el no sabía nada, simplemente negó todo.
Creo que sin lugar a dudas, sabían que habíamos sido nosotros, aunque lo fingimos muy bien. Cuando contamos la historia a los demás, no se lo esperaban, nosotros sin embargo, en verdad que lo disfrutamos y salimos bien librados.
Al final, rostizamos los escalones y saqueamos el kiosco, todo fuera por el Coto. De la anécdota del viaje nos queda el famoso "Yo no fui" de nuestro amigo Genarione.
Sean Felices.