
Lo anterior es materia de otro post. En esta ocasión no quería dejar de contarles que el sábado pasado (14 de noviembre) Fito Páez se presentó por primera vez en Puebla (de Los Ángeles, para los creyentes, y de Zaragoza, para los republicanos juaristas) y dio un conciertazo, en pleno zócalo de la ciudad. El motivo: la casi clausura del 11 Festival Internacional de Puebla (sí, leyeron bien, hay un Festival Internacional de Puebla y lleva 11 ediciones).
Páez (saco oscuro, delgadísimo, cabello ensortijado y revuelto, camisa de cuello de tortuga) empezó el recital antes de la hora pactada. Faltaban cinco para las ocho y sin mayor preámbulo salió al escenario junto a la banda que lo acompaña actualmente (se hacen llamar Coki y Los Killer Burritos, o algo así) y arrancó el periplo que se extendería por casi dos horas. Entre canciones nuevas (del álbum No sé si es Baires o Madrid) y clásicos de antaño, el de Rosario fue tejiendo un concierto progresivo, no en el sentido de que tocara a la King Crimson sino que fue subiendo de tono, poco a poco, hasta terminar en un punto en que todos, publico y artista, quedaron visiblemente satisfechos.
De las canciones recuerdo '11 y 6', 'Naturaleza sangre', 'A rodar mi vida', 'Un vestido y un amor', una versión muy emotiva de 'Al lado del camino', 'Circo beat', 'Eso que llevas ahí', 'Sigue girando' y 'Mariposa technicolor', con la que cerró el concierto. Evidentemente tocó muchas más y, de todas, la que más me gustó fue 'Ciudad de pobres corazones', una pieza muy recomendable

Al final, contrario a lo esperado, se puede decir que la banda poblana rockea. La explanada estaba llena, había muy buen ambiente, la gente se sabía las canciones (los que no también se veían contentos) y hasta los paisajes circundantes hicieron lo suyo, pues para alguien que está habituado a los conciertos del zócalo del DF (que suele ser sucio, muy oscuro, llano y en extremo masivo) fue muy emotivo pasar esas dos horas en una plaza arbolada, iluminada, con jardines y fuente al centro y como telón de fondo del escenario la catedral enorme, levantada en la época colonial (es una obra maestra del 'Neopreno', dirían por ahí).

Y bueno, que decir de las cemitas poblanas para aplacar la tripa antes del viaje de regreso. Un manjar de dioses. Y el chocolate. Motivos de otro post. Y bien por Páez, en resumen, que se brindó, tocó gratis, sin escatimar antes de su actuación en el nuevo antro de moda de la capital, el Voila Acoustique, de Polanco, que el martes pasado cobró nomás $800 pesos por ver al rosarino...
****E N CO R E****
Ya dentro de un rato les contaré como estuvo lo de Faith No More en el Salón 21 (aunque no haya palabras para comentar un concierto tan bueno) y la concurridísima tocada que Enrique Bunbury ofreció para sus fieles discipulos en el Gran Gigante, la catedral futbolera del país, el Puto Azteca, tal como lo calificó el zaragozano, a manera de homenaje.
Mientras cuidense. Nos estamos leyendo.
1 comentario:
Hijo del cotorro.
Me pregunto a qué hora trabajas?
Chido lo de Pito Faez, la verdad que tiene muy buena música. La cantidad de conciertos que me estoy perdiendo... No hay pena, el año que entra, así me de un paro, me receto dos festivales pa darte en la madre!!!
Abrazos Vic, y espero no te hayas manchado con las cemitas y el chocolate... Mocos!!!
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