miércoles, octubre 28, 2009

EL RÍO DE ATERCIOPELADOS

Después de muchos años de no ver a Aterciopelados, el dúo colombiano quebró su ausencia en México y se presentó en el foro del Hard Rock Live la noche del lunes 26 de octubre. A pesar de que el boleto indicaba una hora, las 20 horas, Andrea Echeverri y Héctor Buitrago salieron hasta poco después de las 22, acompañados por un grupo de músicos encargados de la guitarra, batería, percusiones, vientos y sintes. Mientras, en la espera, música de fondo y una banda uruguaya que sólo mencionó una vez su nombre (no lo escuché bien) y que, si dependiera de mis augurios, no tiene mucho futuro. Su estilo, una mezcla burda entre los chilenos Bunkers, el neoleonés Chetes y algo de los argentinos Miranda. En realidad, nada destacable y mucho de olvidable.

El motivo del concierto fue la presentación de 'Río', el, si no me equivoco, séptimo disco de estudio de los Atercios. A pesar de que este álbum se publicó en octubre de 2008, hasta el lunes lo dejaron sonar en vivo ante la suciedad mexicana.



Y yo no sé por qué no he comprado el disco. Después de escucharlo en directo, se me grabaron un puñado de canciones destacadas, como 'Bandera' (en el speech previo, Andrea mostró su idea de bandera: al frente decenas de pequeñas banderitas, unidas, y por el revés una representación de los cinco continentes; explicó que esa era su propuesta: una sola bandera para el mundo, que rompa distancias y nos acerque, sin fronteras), la homónima 'Río' y una tercera llamada 'Ataque de risa'. Las tres rolas están cargadas de protesta, mensajes en pro al respeto a los derechos humanos y la paz global, además de su preocupación por la conservación de los recursos naturales.

Ahora que lo escribo, concluyo que Aterciopelados se ha convertido en eso, en una voz de denuncia, a veces muy hippie, que trata de generar conciencia. Atrás quedaron los días punkis de Delia y los Aminoácidos (su primer nombre), de 'Con el corazón en la mano', su ópera prima. Está claro que hoy les preocupa la violencia, pero no sólo la brutalidad de las armas y las diferentes guerras que asolan el mundo, sino toda la violencia, desde la física hasta la verbal, pasando por las agresiones de género, el maltrato en cualquier modo, la mala vibra que padecemos a diario.

Pensé que darían un concierto breve, de máximo una hora y algo, pero al final terminaron a medianoche. Andrea, como de costumbre, estaba hipnotizante, super alta y guapa, delgada, lacia y estrafalaria, ataviada con un vestido largo (decorado con un vientre ocupado por un sonriente baby y arriba, en el pecho, un corazón rojo) y tenis Reebok de diseño. Y muy comunicativa (a diferencia de Héctor, que es más bien tímido y clavado, tanto, que parece que permanentemente está en un viaje relajado de mois), hablando de cerca con la gente, opinando, contando historias, anécdotas y preguntando (una de sus preguntas era difícil: ¿cómo nos dicen en América Latina a los mexicanos? Nadie supo contestar...), siempre con ese acento colombiano tan dulce, que por su tono hace cercano el 'usted'.

Sobre el menú y las casi dos horas de concierto, ejecutaron canciones como 'Maligno', 'El álbum', 'Luz azul', 'Candela', 'Rompecabezas', 'Canción protesta', 'El estuche', 'Baracutanata', '28' y las muy forzadas 'Florecita roquera' y 'Bolero falaz', entre otras que ahora no recuerdo. De lo omitido, me hubiera gustado escuchar 'Te juro que no', 'No necesito', 'Sortilegio' y dos más que quedaban bien: 'La pipa de la paz' y 'Quemarropa', por no mencionar algunas del disco solista de Andrea, del que no tocaron una sola.

Al final, a la hora de los 'hastaluegos', Andrea sacó unos regalitos, una costumbre especial que el dúo mantiene desde hace algún tiempo. Esta vez se trataba de unos frisbis hechos de papel y pintados y decorados a mano, muy coloridos y hasta cierto punto extraños. Los primeros, unos diez, los ví volar sobre mi cabeza, pero el último, uno que lanzó la propia cantante (de espaldas, como quien avienta el ramo de bodas), cayó cerca de mi y sin mucho esfuerzo lo gané. Hoy ya es un recuerdo padre, que se une a la hoja arrugada con el setlist del último concierto de Alanis Morissette y las plumillas de Mike McCready y Stef Carpenter.

2 comentarios:

Sabucles dijo...

Me encanta la voz de Andrea, y cuando la escucho me hace pensar muchas cosas, es un orgasmo. Aunque no me parece guapa, de hecho me rompe el encanto cuando la veo. Hace un par de años estuvieron por Sevilla, pero se me atravezó un experimento y no pude ir a verlos. Espero que vuelvan por aquí.

Saludos Vic.Y que rifado por el frisby!!!

Yo sólo conservaba unos moretones de un concierto de la Cura, y unos escupitajos en mis zapatos del concierto de Megadeth.

Creo que tus recuerdos de concierto son 10000 veces mejores.

Vic dijo...

Sí, la voz... Y bueno, ella sí me gusta. Es de esas bellezas que no son obvias.

De tus recuerdos, bueno, has tenido docenas de playeras totalmente palacio, entonces no está tan mal. Y el frisby, la verdad es que me mola mogollón topeguay. Saludos!